Llega el verano, y con él el buen tiempo, el sol, el descanso (si es el caso) y unas merecidas vacaciones o unas jornadas de relax. Y pensar en dicha época es pensar en la playa y en el gran abanico de actividades que ofrece dicho contexto, como por ejemplo los paseos en el mar con el barco de rigor, que están más de moda que nunca. 

El verano del año 2020, por ejemplo, la pandemia del coronavirus acentuó todavía más un fenómeno que ya lleva unos cuantos años en claro apogeo: el alquiler de embarcaciones. En este sentido, una gran parte de las empresas y compañías que se dedican a este sector en localizaciones neurálgicas como la Costa Brava hicieron pleno, incluso a pesar de que faltaba el siempre fundamental cliente extranjero, que fue sustituido por el catalán o español. 

Otro dato relevante: según la Asociació Catalana de Ports Esportius i Turístics (ACPET), y más concretamente en boca de su vicepresidente en Girona, Eugeni Figa, el volumen de embarcaciones de alquiler ha crecido a un ritmo considerable de un 30% anual en los últimos años. Una tendencia que continuará subiendo tal como señalan los principales indicadores. Y todavía hay más: referente a las matriculaciones, un tercio de las nuevas embarcaciones registradas en el primer semestre del año pasado fueron de alquiler, y en algunas comunidades como la catalana se evidenciaron incrementos de un 148%, pasando de 89 a 209 embarcaciones matriculadas tal como concretaba la dirección general de la Marina Mercante. 

Dicha evolución se justifica por el atractivo turístico de la zona, por supuesto, pero también por el buen hacer de las empresas locales. Un buen ejemplo de ello es Costa Brava Boats, una compañía familiar compuesta por una decena de personas de la comarca del Baix Empordà que tienen el mar y su entorno como una de sus pasiones más intensas. Se conocen la zona, y es por eso que pueden ofrecer las mejores propuestas: desde el alquiler de un barco en l’Estartit hasta una completa información de territorio, de Aiguablava a Palamós, pasando por las calas de Sa Riera o Sa Tuna, entre muchas otras opciones. 

La empresa gerundense, ubicada en el Puerto de l’Estartit, Palamós y Begur, valora de manera muy concisa el valor de su proyecto: “No seríamos nada si en fantástico mar de la Costa Brava, sin sus espléndidas calas y su peculiar fauna y flora. Está en nuestro ADN cuidar y respetar el entorno que nos rodea; de él depende también nuestra actividad”. Una actividad, por lo tanto, también consciente y sostenible.